1. Lo que me molesta del otro, es algo que debo resolver en mí
Es muy fácil señalar a otras personas e identificar miles de defectos. Por ejemplo:
Cuando nos fijamos en el mal hábito de nuestra pareja al dejar lleno de cabellos de su barba en el lavamanos, nos molestamos sin pensar que nosotras dejamos el cabello enredado en el peine o en el desagüe de la ducha.
Esto es un ejemplo muy banal que busca hacer un llamado a una reflexión sencilla. Antes de fijarnos en lo mal de otras personas, veámoslo en el espejo y preocupémosno primero por nuestros defectos o malos hábitos que deben ser corregidos.
2. Si otro me critica, y esto me hiere, es algo que aún no proceso o acepto de mí
La crítica es un arte. No es fácil dar una sin que alguien resulte ofendido. Pero no hablemos de la crítica, sino del hecho de recibirla.
Recibir críticas es aún más difícil que darlas. Colocarnos a la defensiva tras recibir una puede ser un síntoma de orgullo, falta de humildad o poca tolerancia.
No existe un árbol que crezca sin ser regado. Todos debemos recibir de vez en cuando una llovizna de críticas para darnos cuenta qué raíces debemos fortalecer.
3. Una crítica sin base, es solo un reflejo que se dan los demás hacia sí mismos.
Estamos tan expuesto a las opiniones ajenas que se nos hace difícil identificar cuáles merece la pena escuchar y cuáles son solo ruido.
Es por eso que el punto dos es tan importantes. En el punto anterior hablamos de que, al recibir la crítica, debemos escucharla luego de observarla, esto con el fin de saber si era una crítica con base o sin nada de fundamento.
Si reflexionas sobre la crítica y te das cuenta que es solo una que busca hacerte sentir mal (y no lo logra), es posible que estés frente a alguien con una necesidad de llamar la atención o necesite expresar lo que piensa de sí mismo.
A veces no nos toca vernos al espejo, sino más bien, ser el espejo.
4. Todo lo que te gusta, admiras o aprecias de otra persona, lo logras ver simplemente porqué tú ya lo traes o desarrollaste dentro de ti.
Si bien es cierto que en ocasiones los opuestos se atraen, también es muy cierto que, incluso en las personas más diferentes entre sí, hay ciertas similitudes.
Esto no es solo una cuestión de relaciones de parejas amorosas, si no todo tipo de relación humana. Solemos atraernos casi inconscientemente a las personas con los mismos intereses, gustos y aspiraciones que nosotros.
Es simple, nuestra parte más primitiva intenta agruparnos, y la mejor forma de hacerlo es por medio de los gustos y necesidades.
Cuando te percates que otra persona tiene algo interesante, pregúntate si tú eres igual o si aspiras a serlo.
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